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miércoles, 11 de abril de 2012

Historias de migrantes:Odisea de un tizimileño en Guerrero

Con sus casi 50 años a cuesta, una historia de vida desgarradora y la ilusión de regresar a su natal Tizimín, Yucatán; Gerardo Muñoz Roble cayó en manos de los diputados integrantes de la 59 legislatura local de Guerrero, luego de una travesía que lo hundió en la impotencia tras toparse con representantes populares envueltos en el desdén.
Ingresó al Congreso con las manos dentro de las bolsas de su pantalón de mezclilla un tanto desgastado, la cabeza cabizbaja, y un paso apresurado que indicaba su necesidad de entrar en aquel recinto legislativo.
El hombre  de camisa café y zapatos negros desgastados por su largo caminar, cruza la calle lleno de ilusiones por encontrar entre los representantes populares la ayuda para regresar a Tizimín.
Hace una parada de escasos segundos en la puerta del Congreso, respira profundamente y limpia el sudor de su frente. Llega agotado de tanto caminar, pero el estar parado en ese lugar, pareciera regresarle el aliento y sonríe; intenta entrar, pero los guardias lo cuestionan.
Ante aquellos hombres que usaban pantalón de vestir azul y camisola blanca, que opacaban las ropas de aquel caminante de piel bermeja, escasa cabellera, estatura media y un tanto rollizo; empieza a contar su historia.
Recuerda que hace 3 años y medio salió de su comunidad ubicada a escasos minutos de Cancún, pero perteneciente a Yucatán, para cumplir el llamado sueño Americano, pues necesitaba juntar 40 mil pesos para que no le quitaran su parcela en donde sembraba chile serrano.
Continúa narrando, que trabajó durante 6 meses en San Antonio, Texas., cuando estaba por juntar los 40 mil pesos; pero su vida se vio truncada en el momento que lo arrestaron y encarcelaron acusado de golpear a un policía de migración.
Con una sentencia de 3 años, ya en la cárcel, otros presos lo golpeaban y un día lo “picaron”, cuya herida provocó que perdiera un riñón.
Después de tres años encarcelado recobró su libertad, y fue deportado a México. Fue ahí donde pensó que regresar a su país, era un gran logro, pero esto no fue así.
Pasó estado tras estado, buscando regresar a su casa, aunque en el lugar no lo espera nadie, pues su esposa y su única hija, murieron hace 9 años, pero le queda la esperanza de estar en su pueblo para sentirse en casa.
Después de escuchar la historia del hombre, los guardias le permitieron la entrada. Ya adentro, don Gerardo preguntó quien podía ayudarle, por lo que una de las secretarias del área de comunicación, conmovida, le entregó dos hojas; en una aparecían los nombres de los integrantes de la Comisión de Atención al Migrante, entre ellos; Lea Bustamante Orduño, presidenta; Marco Antonio Moreno Abarca, Ignacio de Jesús Valladares, Héctor Ocampo Arcos, e Irma Lilia Garzón Bernal; estos últimos vocales.
El hombre de estatura media, con manos temblorosas leyó también la segunda hoja recibida, en esta se mostraba a los integrantes de la Comisión de Desarrollo Social, presidida por el diputado Miguel Ángel Albarran Almazán, Francisco Javier Torres Miranda, Florentino Cruz Ramírez y Ernesto González.
En ese momento, subió las escalares y se dirigió a la oficina de la legisladora Lea Bustamante, pero en su oficina solo encontró a su secretaria, que le indicó que estaba en el pleno del recinto legislativo, cumpliendo su tarea en la sesión de los martes.
Bajo rápido para ver de qué manera podía acercarse a la perredista, pero todo fue en vano, pues le informaron que solo entró a que le pasaran lista y después salió del edificio.
Secretarias con aires de grandeza…
Tras su primera decepción, continuó buscando a los legisladores que seguían en aquellas listas, entre ellos el diputado Marco Antonio Moreno Abarca. Éste ni siquiera le permitió entrar a su oficina y le mando decir con su secretaria que “estaba ocupado”.
Con paso apresurado, se dirigió a la oficina de la diputada panista Irma Lilia Garzón Bernal, pero no la encontró. Tuvo contacto con uno de sus secretarios, a quien le preguntó, ¿Tu sabes si ella está dentro  de la Comisión de Migrantes?… el joven contesta; “no lo sé y no está la diputada…”.
Después de esa respuesta,  Gerardo se dirigió a la oficina del diputado Victoriano Wences Real. En el lugar platicó su situación a la secretaria, quien de inmediato le contestó que el diputado sí estaba pero no podía atenderlo.
En ese momento Gerardo reprochó que ni siquiera se le dé la oportunidad de tener contacto con el petista para explicarle su situación; reproche que las secretarias ignoraron.
En las demás oficinas nadie lo recibió, pues “estaban ocupados”. Las secretarías primero lo interrogaban, y sin permitirle siquiera acercarse a los representantes populares, le decían que no lo podrían atender.
Los pocos legisladores a los que lograba interceptar, parecieran tener oídos sordos ante la angustia de aquel personaje, sus suplicas no tienen respuesta, pareciera que en ese momento él era transparente… a los representantes populares guerrerenses pareciera no importarles nada; decía Gerardo.
Ese primer día,  casi todas sus esperanzas  parecen haberse esfumado, ilusiones que guardaba entre diputados guerrerenses del PRI, PRD, PAN, PT, Convergencia, Nueva Alianza, y el Partido Verde.
Sin embargo no se dio por vencido… acudió de nuevo a Comunicación Social y en ese lugar pregunta:
-¿En donde encuentro a algún reportero que no tenga miedo al gobierno y que sí diga la verdad?…
En ese lugar -le dicen-, ellos son reporteros, platíqueles su historia….
Inmediatamente, el hombre de acento yucateco se acercó a aquellos dos jóvenes que estaban a punto de salir del edificio del Congreso. Les contó su historia y el trato que había recibido en el lugar.
Los reporteros, hacen un par de llamadas y lo contactan con un diputado, que le da una cita para el siguiente día.
“Hoy no hay ya nada que hacer, todos se han retirado”; dicen los reporteros al hombre, con quien acuerdan acompañarlo al día siguiente.
El segundo día de travesía…  
El segundo día de travesía por el Congreso de Guerrero, un miércoles por la mañana,  don Gerardo llegó directamente a la oficina de la diputada Lea Bustamante, a quien de nuevo no encontró, mientras que su secretaria le decía que ella sólo iba los martes y jueves de sesión al poder legislativo.
El hombre, sin más, solo dio las gracias y buscó la oficina del diputado Miguel Ángel Albarran, con quien tenía la cita, a quien esperó poco más de un cuarto de hora, de pie, junto a su puerta. A la llegada del diputado el hombre se le aproximó y entró a su oficina. Era su primer logro en dos días desesperantes y a cientos de kilómetros de su hogar.
Dentro de aquel cubículo, Gerardo empezó a contar su historia. El diputado sacó de su cartera 300 pesos y se los dio como un acto de “buena fe”.
Le recomendó regresar al siguiente día, para que entre todos los diputados le dieran una cooperación y juntarán para su pasaje; el hombre se limitó a responder, “con que me den 50 pesos cada uno, regreso a Tizimín”.
El yucateco, salió de aquella oficina con 300 pesos en la bolsa, pero sabía que aún le faltaba mucho para juntar para su boleto.
Continuó buscando a algún diputado, pero después de deambular por los pasillos del Congreso no pudo encontrar a ningún representante popular debido a que era un miércoles y no había sesión de pleno.
Se retiró del lugar nuevamente, con la cabeza cabizbaja, mirada agotada, y con la impotencia de no encontrar a nadie y sentirse humillado por los representantes populares guerrerenses, y sus secretarias.
Tercer día en Congreso…
Su tercer día en el legislativo tampoco fue fácil, aunque la ayuda de los dos reporteros que conoció el primer día le facilitaron un poco las cosas, apenas lograba sostener aquellas ilusiones de que pronto estaría en casa.
Este día, los diputados caminaban a prisa por los pasillos, parecía un día activo en el lugar, a diferencia del día anterior; en el pleno se votaría un juicio de procedencia en contra de un alcalde señalado de criminal.
Gerardo quedó inmóvil frente a las escaleras por unos instantes; suspiró y reinició su camino. Nuevamente fue a la oficina de la diputada Lea Bustamante por ser la presidenta de la Comisión de Atención al Migrante. Por tercer ocasión no la encontró, y con voz desesperada, manos temblorosas, preguntó a la secretaria… “¿Hoy tampoco viene la diputada?…”.
Aquella mujer inmersa en sus asuntos de belleza; contesta: sí, hoy sí…
¿Para que la buscaba?; interrogó la secretaria…
El hombre de piel rojiza, contestó; “Soy de Yucatán, fui deportado de Estados Unidos  y sé que ella es de la Comisión de Migrantes…
La mujer responde; “sí, pero ella solo ayuda a los migrantes guerrerenses”.
La respuesta de aquella mujer sentada detrás del escritorio, provocó que los ojos de Gerardo se nublaran, dio las gracias y se marcho del lugar.
No salió del Congreso, pues tenía fe de encontrarse con un diputado interesado en ayudarlo. Los dos reporteros le mostraron que en su cubículo se encontraba el diputado del Partido Nueva Alianza, José Natividad Calixto Díaz.
Gerardo se acercó a su secretaria y pidió que le admitieran el paso. La mujer lo anotó en una libreta y le indicó que esperara su turno; el hombre esperó.
Después fue atendido por Calixto, quien escuchó su historia, y tras extenderle la mano le entregó un billete de 500 pesos.
Salió de aquella oficina, con una sonrisa que se dibujaba en su rostro, y de repente dijo; “ya casi me voy a mi casa”, envuelto en una ilusión desmedida, cual fuera un niño con nuevo juguete.
Sin embargo, la felicidad no duró mucho tiempo; poco después regresó a Gerardo la realidad que lo hizo decir; “bueno, todavía me falta mucho”.
Después se dirigió a la oficina de la diputada Guadalupe Gómez Maganda, donde su secretaria ni siquiera le permitió el paso, diciéndole que la priista estaba ocupada y no podría atenderle; “su secretaria ni siquiera le aviso si podía recibirme, únicamente me dijo que estaba ocupada”; se quejó el yucateco ante aquellos dos reporteros que lo apoyaban.
Cabizbajo, se dio la vuelta y fue a la oficina del diputado Ignacio Ocampo Zavaleta, aquel que presume de ser el primer ex alcalde que comprobó al cien por ciento sus recursos públicos.
Ahí, Gerardo explicó su situación a la secretaria, pero ésta, se metió a la oficina y en menos de dos minutos estaba de regreso, informándole que no lo podían recibir, pues el legislador “estaba muy ocupado”.
Sin más, se dirigió a la oficina del diputado Héctor Vicario Castrejon, tras un llamado de los dos reporteros que para ese momento ya eran sus amigos.
Ellos fueron los encargados de narrar la historia de Gerardo al legislador, quien de inmediato pidió a una de sus secretarias que hablara con el dueño de una empresa de servicios, especializada en autotransporte de pasajeros; todo para conseguirle un boleto a Yucatán a don Gerardo.
El diputado se retiró del lugar dejando la encomienda a su trabajadora, quien minutos después informó a Gerardo que esa línea de autobuses no hacia viajes a aquel estado, aunque horas más tarde ofrecieron al yucateco un boleto a Oaxaca, ofrecimiento que fue aceptado por él, para acercarse más a su pueblo natal.
A sabiendas de que aún le faltaba juntar dinero para el largo viaje que le esperaba, el hombre continuó buscando a legisladores, encontrándose a su paso con Ignacio de Jesús Valladares Salgado, quien de una manera prepotente y sin tomarle importancia; luego de escuchar el relato de la historia, se limitó a decirle; “aguántate porque fueron al banco”. Sin más, se dio la media vuelta y dejó a aquel yucateco con la palabra en la boca.
Rutilio Vitervo Aguilar, diputado representante de la zona más marginada de Guerrero, solo dijo; “ahorita no puedo, para la otra”; se marchó dando la espalda al yucateco y sin un solo gesto de amabilidad o lástima.
El próximo encuentro se dio con el diputado Ramiro Jaimes Gómez, quien le extendió la mano para saludarlo y le pidió que lo esperara para que pudiera atenderlo al término de la sesión del jueves. Tras la espera por algunas horas, el diputado pidió a su asistente que le otorgará a Gerardo 300 pesos; sin embargo, el buen secretario desobedeció y regaló a aquel hombre desesperado un billete de 100 pesos.
Por su parte, Sebastián de la Rosa Peláez, aquel que presume de cercanía con la gente y mantiene las esperanzas de llegar al senado de la República; tras ser abordado por el personaje que ya lucia agotado de implorar ayuda,  le dijo; “mi dinero yo lo invierto en otras prioridades como salud”. Le dio la espalda y se fue con una sonrisa reflejada en el rostro.
Mientras tanto, el yucateco desalentado por la contestación, se dio la vuelta y caminó apresurado para alcanzar a la diputada Hilda Ruth Lorenzo Hernández, quien subió rápidamente a su camioneta y tras escuchar al hombre por breves segundos, sacó de su bolsa de mano un billete de 100 pesos y se lo entregó, para después ordenar a su chofer que arrancara su lujosa camioneta impregnada de propaganda para abandonar el lugar.
Tras recibir los 100 pesos, Gerardo vio a lo lejos a la diputada Lea Bustamante, luego de tres días de intensa búsqueda. Se pudo acercar a ella gracias a la ayuda de los periodistas, le narró su situación, pero solo le dijo que ella no le podía ayudar, a pesar de que es presidenta de la Comisión de Atención al Migrante.
La legisladora se limitó a darle una tarjeta personal y anotó atrás el nombre de Antonio Hernández, trabajador del área de Desarrollo Social en el palacio de gobierno, a quien le dejó la responsabilidad de Gerardo, mismo que desalentado, caminó hacia los dos reporteros, y les explicó que no pediría más ayuda, que se iría al día siguiente con el dinero que había recabado, solo con la fe en Dios y el apoyo que algunos legisladores le brindaron, a quienes agradeció inmensamente.
Al siguiente día abordó un autobús, afirmando que no le gustaría volver a estar en el Congreso de Guerrero, donde “las secretarias deciden sobre el tiempo y el pensar de los diputados; y los diputados carecen de sensibilidad”.




fuente:
http://www.yucatannoticias.com

4 comentarios:

  1. gracias mary nos encanta que nos Visiten Un saludo Cordial

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  2. Buen trabajo de la periodista flor miranda de Guerrero.

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  3. asi es! nosotros solamente recopilamos informacion que contenga como tema principal la ciudad de Tizimin Yucatan Saludos
    y felicidades por supuesto

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